Históricamente las actividades primarias -la agricultura, la ganadería y la explotación forestal del bosque- han constituido la base económica de la localidad, manteniendo todavía en la actualidad gran relevancia.
A pesar de que las condiciones ambientales, eminentemente montañosas, no permiten el desarrollo de una agricultura intensiva, según datos del último censo agrario la localidad cuenta con algo menos de 1.000 ha ocupadas por tierras de labor, lo que apenas supone el 20% del total de la superficie municipal. El número de explotaciones agrarias alcanza las 20, todas ellas de carácter familiar. En lo que respecta a los cultivos destaca la producción de herbáceos, con un tercio de las hectáreas disponibles ocupadas principalmente por cereales de invierno como la cebada o el trigo. El resto de la superficie se ocupa por terrenos de barbecho y retirada de tierras.
Mayor relevancia tienen las actividades ganaderas, con una cabaña que ronda las 1.000 cabezas, la inmensa mayoría de ellas de ovino, la principal producción del municipio y del conjunto de la Sierra de Albarracín.
El resto de actividades económicas presentes en la localidad se distribuyen entre 30 actividades distribuidas en los sectores agropecuario (2 actividades), industrial (4), construcción (5) y servicios (19).
El sector servicios es el que en los últimos años ha experimentado un crecimiento más importante, especialmente aquellas actividades vinculadas con el subsector turístico, considerado tanto en la localidad como en el conjunto de la comarca como la principal alternativa económica a las actividades tradicionales.